miércoles, 5 de noviembre de 2014
martes, 4 de noviembre de 2014
Mi mano izquierda es de Venus.
Mi mano
izquierda es de Venus, mi mano derecha de Marte. Son prácticamente imágenes
especulares la una de la otra, pero de distinto temperamento.
La mano
derecha es hábil con los movimientos de precisión y de fuerza.
La mano
izquierda es la que acaricia mi frente o mi barba.
Cuando se
toman sobre mis muslos, parecen iguales. Se atienden mutuamente, se
complementan,
Mi mano
izquierda sabe bajar por detrás de la nuca y llegar a la espalda, algo que no
puede hacer la derecha. Ella puede subir por detrás, por la espalda y llegar
hasta donde, por arriba, llega la mano izquierda. Así puedo llegar a entrelazar
los dedos de ambas manos.
Cuando les
pido cambiar de roles, no logran hacerlo. Quedan distantes, inhábiles.
La mano de
Marte logra la fuerza y le destreza para los movimientos precisos. La mano de
Venus, acompaña, complementa. Aprendió a hacer así cosas impensadas para la
mano derecha.
Un gesto
amenazador hecho con la mano izquierda parece menos enérgico.
La mano de
Marte tiene roles. Escribe, corta y golpea. La mano de Venus no parece tan
importante. Su rol es acompañar. No teniendo roles definidos más que manejar el
tenedor si la mano de Marte está manejando el cuchillo, su capacidad o su
responsabilidad queda desdibujada.
Desde otro
punto de vista, siendo la mano complementaria de su hermana, le toca hacer
“todo lo demás” que la mano derecha, por estar ocupada, no puede hacer . Digamos
que es una generalista en lugar de una especialista como es el caso de su
compañera.
Leopoldo con ipacaá y trompa.
Leopoldo con ipacaá y trompa.
Oleo sobre tela - 2010.
Leopoldo, mi nieto mayor, tenía catorce años. Vacaciones en la costa y dos recuerdos de la casa que alquilamos varios febreros. El ipacaá, un ave que habita en el bosque de Cariló y recorre los parques de las casa. Una trompa, usada como decoración en el hogar. Todo esto compone recuerdos de época para la familia
Oleo sobre tela - 2010.
Leopoldo, mi nieto mayor, tenía catorce años. Vacaciones en la costa y dos recuerdos de la casa que alquilamos varios febreros. El ipacaá, un ave que habita en el bosque de Cariló y recorre los parques de las casa. Una trompa, usada como decoración en el hogar. Todo esto compone recuerdos de época para la familia
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